Es una guerra declarada.
Eliminar los gérmenes se ha convertido en una de las principales tareas en la casa.
Enjuagues bucales, geles antibacteriales, limpiadores y desinfectantes nos apoyan en esta guerra contra los bichos que nos rodean.
Es una guerra contra la naturaleza.
Resulta imposible mantener algo desinfectado por mucho tiempo, sin aislarlo.
Las bacterias, los virus y los demás bichos están por todos lados.
La ciencia ha dividido estos bichos en dos clases o tipos: Patógenos y benéficos
Los patógenos son aquellos agentes que pueden producir enfermedad o daño a la biología de un huésped, sea humano, animal o vegetal.
[typography font=”Bitter” size=”28″ size_format=”px”]Los bichos malos[/typography]
Y a estos les hemos declarado una guerra con armas químicas que no tiene piedad. La guerra total.
Al mismo momento hemos descuidado nuestra arma más poderosa. Nuestra propia resistencia inmunitaria.
Existe consenso entre los científicos que la mayor parte de nuestro sistema inmune reside en nuestro intestinos.
Y nuestro intestino no es un tema sexy, o tema de conversaciones sociales, pero es la parte motor de nuestro cuerpo. Es donde transformamos lo que comemos en energía para que sigamos vivos y sanos.
Y resulta que el trabajo en el intestino es hecho por … bacterias y otros micro-organismos!
[typography font=”Bitter” size=”28″ size_format=”px”]Los bichos buenos[/typography]
La identificación de estos bichos resulta ser difícil, ya que hasta ahora llevamos como 1000 especies de bacterias benéficas identificadas, pero existen aquellas que no pueden ser cultivadas fuera de nuestros intestinos.
Y decía Aristóteles: “El todo es más, que la suma de las partes”
De las bacterias identificadas hasta ahora, quiero presentarte las siguientes 3 familias o tribus como les llamo:
[typography font=”Bitter” size=”24″ size_format=”px”]Streptococcus[/typography]
Estos bichos los encuentras en tu boca.
Son los AK47, los cuernos de chivo, del mundo bacteriano.
Se lucen por su capacidad de producir toxinas con el fin de inhibir el crecimiento de otras bacterias indeseables. Es decir matar al enemigo.
Esto se traduce en menos dolores de garganta, una mejor salud del oído en los niños, reducción de la caries, la reducción significativa de los compuestos volátiles de azufre que causan el mal aliento, y aparte resultan ser saludables para las encías.
[typography font=”Bitter” size=”24″ size_format=”px”]Lactobacilos[/typography]
Esta tribu de bichos residen en el intestino delgado y son responsables de producir lactasa, la enzima requerida para descomponer la lactosa (el azúcar de la leche). También fermentan colectivamente carbohidratos en el intestino, produciendo ácido láctico como resultado de este proceso.
El ácido láctico ayuda a crear un ambiente ácido en el intestino, lo que desalienta a muchos patógenos que prosperan en un ambiente alcalino.
Además aumenta la absorción de minerales como calcio, cobre, magnesio, y hierro.
[typography font=”Bitter” size=”24″ size_format=”px”]Bifidobacterias[/typography]
La tribu de las bifidobacterias las encuentras en el intestino grueso (clon) y ayudan a protegerte de las bacterias dañinas invasoras y otros microorganismos. Al igual que la tribu de los Lactobacilos , las bifidobacterias producen ácido láctico, que proporciona hasta 70% de la energía requerida por las células que recubren la pared intestinal , mejorando la barrera de protección natural en el intestino.
Las bifidobacterias también producen vitaminas del complejo B y la vitamina K. A medida de que envejecemos, el número de bifidobacterias encontrados en el intestino grueso de forma natural comienza a declinar .
—
Fuera de estas familias de bacterias existen un sinnúmero más de bichos buenos, a los que llamamos probióticos. Ellos aumentan tu resistencia inmunitaria y les deberíamos prestar más atención e investigación.
Dudas preguntas o comentarios házlos aquí abajo